martes, 29 de julio de 2008



la muerte visita el Gaiety (segunda parte)

La niebla se disipaba en las orillas del río Támesis, los faroles iluminaban las frías calles de la ciudad. En uno de sus puentes un niño se ocultaba de las miradas de la gente. Se tambaleaba mientras susurraba unas palabras...-mi amor, mi amor- repetía una y otra vez. Miraba las palmas de sus manos tan limpias y blancas que no creía lo que acababa de hacer. Su mente estaba atormentada, imágenes pasaban por su cabeza sin saber exactamente lo que significaban. Solo sabía que no podía seguir allí. Tomó la decisión de irse al sur. Allí nadie lo encontraría. Tomaría el primer barco que saliera del puerto de Dover hacia Caláis. Pero antes tendría que conseguir algo de dinero, pero no podría retirarlo en el banco si lo creían desaparecido. Se encamino a uno de los callejones y por fortuna encontró a un mendigo que intentaba encender un fuego con un una caja de cartón mojada y una varilla de metal. -¡hey tu!, ¿quieres tener mi traje?, te lo regalo si me haces un favor, necesito que retires dinero en el banco a nombre de mi padre y a cambio te doy mi ropa y si deseas una caja de cerillos-le dijo mientras veía que el hombre arrastraba la varilla de metal contra el suelo para crear chispas. Entonces le entrego su traje para que tuviera una mejor presencia ante la cajera. El chico sabia que el mendigo no era muy astuto o era muy honrado, por que al volver traía la bolsa con el dinero justo ni una moneda más ni menos. Le agradeció el acto y le dio unas cuantas libras y se marchó.
Al fin estaba listo para viajar al puerto de Dover, tomar un barco y cruzar el canal de la mancha hacia una nueva vida y olvidarse del crimen que había cometido. Ya que, según el, el futuro le sonreía con aires de esplendor.